Se distingue por prendas amplias y muy ornamentadas y por el uso de
colores vivos, brocados de seda y encaje. La ropa de mujer era más
estilizada, la parte delantera de la falda estaba partida dejando ver
las enaguas. En las caderas la prenda va muy ajustada y la falda se
levantaba ligeramente con aros de hierro. El cuerpo o body iba atado con
lazos. El pelo se llevaba recogido a capas con un alambre y con
adornos. La ropa de hombre consistía en un justillo ajustado y largo que
a finales del siglo XVII iba decorado con bordados y cintas. Las mangas
iban vueltas revelando la camisa muy ornamentada también. La parte
delantera del justillo revelaba un chaleco que se extendía hasta la
rodilla. La camisa solía llevar los puños atados con cordones y cuello
alto. Los pantalones hasta la rodilla y se llevaban con calcetines de
seda normalmente blancos. La peluca era parte de la vestimenta. Esta
forma de vestirse creó las bases del traje de chaqueta de hoy compuesto
de chaqueta, pantalón y chaleco.